El 2 de enero de 1946 es una fecha que marcó la historia de León. Aquel día, un conflicto político derivó en una masacre en la Plaza Principal, donde las fuerzas federales reprimieron brutalmente una protesta ciudadana. Aunque el evento dejó una herida profunda, parece que su impacto en la identidad y memoria colectiva de los leoneses ha ido desvaneciéndose con el tiempo.

Para reflexionar sobre este hecho y su relevancia actual, entrevistamos a la maestra y actriz Carmen Calderón, quien compartió su perspectiva crítica y analítica sobre el tema.

La identidad leonesa y el 2 de enero

Al preguntarle sobre la influencia de los eventos del 2 de enero en la construcción de la identidad leonesa, Calderón comentó:

“La sociedad leonesa siempre ha sido conservadora y tradicionalista; es cierto que se mueve y conmueve con acontecimientos especiales como éste pero momentáneamente. Recuerdo que hace algunos años para esa fecha el grupo de sinarquistas viejos se congregaban afuera de la parroquia del Sagrario para conmemorar el suceso y la gente pasaba y los miraba con recelo sin quererse inmiscuir. Desgraciadamente no creo que haya repercutido en una creación de conciencia social y mucho menos política.”

Un recuerdo desdibujado

Sobre la forma en que los leoneses recuerdan hoy estos eventos, Calderón señaló la falta de iniciativas significativas para mantener viva la memoria histórica:

“Salvo por los eventos ejecutados por el Ayuntamiento (que son muy tibios… Será por la posición ideológica del partido en el poder desde hace más de tres décadas), pasa desapercibida la fecha.”

Ecos perdidos en la actualidad

En cuanto a si los ecos de aquel trágico evento siguen presentes en la sociedad actual, su respuesta fue contundente:

“No, desgraciadamente no. Todavía hará unos 40 o 30 años la sociedad leonesa se movía ideológicamente, sobre todo entre la población juvenil; ahora es un aletargamiento sorprendente.”

Lecciones para el futuro

Finalmente, Calderón enfatizó la importancia de la educación y el arte como herramientas para rescatar el legado de este capítulo de la historia y transmitirlo a las nuevas generaciones:

“Las sociedades son cambiantes y susceptibles a las modas superfluas. Aquí es cuando considero que la educación y el arte deben intervenir, creando desde sus respectivas trincheras conciencias, motivando a crear interés y necesidad de hacer análisis de su entorno social y emitir juicios con sustento para crear transformaciones de fondo en su entorno.”

Una memoria que exige rescate

Las palabras de Carmen Calderón son un llamado a la acción. El 2 de enero de 1946 no debe ser un capítulo olvidado en la historia de León, sino una fuente de aprendizaje y reflexión para comprendernos como comunidad. La educación y la cultura tienen el poder de revitalizar esta memoria colectiva, sembrando en las nuevas generaciones el interés por construir un futuro más consciente y solidario.