El 20 de enero de 1576 marca un día clave en la historia de León. En ese entonces, bajo las órdenes del Virrey Martín Enríquez de Almansa, el Alcalde de Corte, Juan de Orozco, fue comisionado para fundar la Villa de León en el Valle de Señora. Esta decisión no fue casual, pues la ubicación estratégica ayudaba a pacificar a los indios chichimecas, quienes representaban una amenaza constante para las actividades mineras de la región, particularmente en Guanajuato y Comanja. La villa, que llevaría el nombre de León en honor a la ciudad natal del virrey en España, nació con la promesa de convertirse en un centro de desarrollo y estabilidad.
Desde sus inicios, la fundación de León fue un proyecto ambicioso. Se estableció que cien vecinos deberían comprometerse a residir en la villa por un mínimo de diez años, asegurando así su crecimiento y consolidación. Sin embargo, en su fundación, solo cincuenta habitantes aceptaron el desafío, por lo que León comenzó su historia con el estatus de villa. No fue hasta el 2 de junio de 1830 que alcanzó el anhelado título de ciudad, cuando el Congreso Constitucional del Estado de Guanajuato finalmente concedió este honor a la Villa de León, transformándola en la Ciudad de León de los Aldama.
A lo largo de los siglos, la ciudad ha vivido momentos difíciles. Entre sus tragedias más recordadas están las devastadoras inundaciones y los sucesos del 2 de enero de 1946, que dejaron una marca profunda en su historia. Sin embargo, a pesar de las adversidades, el espíritu trabajador de los leoneses ha permitido que la ciudad resurja una y otra vez. Esta resiliencia ha sido clave para convertir a León en una de las ciudades más dinámicas de México.
Hoy, León sigue enfrentando retos, pero el orgullo y la identidad de sus habitantes se mantienen firmes. El lema que acompaña a la ciudad, “El Trabajo todo lo vence”, refleja el carácter de los leoneses, quienes, con su esfuerzo y dedicación, continúan construyendo un futuro prometedor para su ciudad.