El 27 de julio de 1882 marcó un hito en la historia de León, Guanajuato, con la inauguración del servicio de tranvías. La primera línea, conocida como Centro-Estación, conectaba el corazón de la ciudad con la estación del ferrocarril. Pronto se expandió hacia la Calzada de los Héroes, hasta llegar al emblemático Arco de la Calzada. Frente a este punto se encontraba el depósito del tranvía, una gran bodega que albergaba tanto a los carros como a las mulas que tiraban de ellos.
Este lugar, ubicado en lo que era la Venta de San Ramón, también servía como establo y taller para la reparación de rieles y mantenimiento de los vehículos. De ahí partían dos de los circuitos principales de la ciudad: el “Circuito Calzada”, que conectaba el barrio de Santiago, y la ruta “Coecillo-Plaza Principal”, que cruzaba el puente hacia el antiguo pueblo de indios. Ambos circuitos, junto con el del Barrio Arriba, se formalizaron en 1896, en medio de una celebración popular que incluyó la presencia del gobernador.
El depósito de tranvías funcionó hasta 1926, cuando el servicio se volvió obsoleto debido a las crecientes demandas de la ciudad. Las mulas ya no podían soportar el volumen de pasajeros, y León comenzaba a requerir transportes más modernos, como los autobuses. Aunque el depósito desapareció, su legado permanece en la memoria de los leoneses como un símbolo del desarrollo urbano de la ciudad. El tranvía fue parte fundamental en la vida cotidiana de León. Con el paso del tiempo, el tranvía cedió su lugar a los autobuses, pero su historia sigue viva, recordando una etapa clave en la evolución de la ciudad y su infraestructura.